viernes, 3 de julio de 2009

El paradigma educativo actual y sus Implicaciones en el Currículum.

Desde Kant, la pedagogía pasó de ser un manual de consejos y recomendaciones morales y religiosas dirigido a lograr el buen comportamiento del maestro y los alumnos, según la verdad revelada, para convertirse en una consecuencia de la razón practica, que valoriza al máximo las capacidades individuales, que lleva al individuo adulto a pensar por cuenta propia y asumir racionalmente la dirección autónoma de las propias decisiones, de la propia vida, con disciplina y responsabilidad (Flórez Ochoa, 1999).

En el siglo XX, se presentó un mayor desarrollo de la pedagogía, mediante la escuela nueva, inspirada en el romanticismo en cuanto a la valorización de la infancia como un estado natural del ser humano que merece respeto y consideración por si mismo y por su valor como clave para descifrar el pasado histórico de la humanidad, para rastrear sus orígenes; a la autenticidad que se atribuye al niño; por ser una fuente genuina de valores en propiedad y no como imitación o imposición de los valores del adulto, como ocurría en la pedagogía tradicional y al hecho de poner a girar la educación no alrededor del maestro sino del niño, lo que desde Rousseau y Pestalozzi caracteriza a la escuela nueva o escuela activa.

Sostiene Flórez Ochoa (1999) que, además de la subordinación de la pedagogía al racionalismo y al romanticismo, habría que destacar la influencia del marxismo y sus derivados critico – emancipatorios. Cuando el individuo se define por la red de relaciones sociales en la que esta inserto, su educación se convierte en un mecanismo de subordinación social y la escuela en un dispositivo ideológico de adaptación al sistema de poder vigente, a menos que la educación se proponga explicitar el contenido de esos dispositivos y desarrollar en los alumnos la conciencia critica de insubordinación y emancipación frente al sistema social dominante (capitalista y neoliberal). Esta especie de pedagogía social o critica se caracteriza por que en sus planteamientos predomina una vocación social libertaria, que se manifiesta en el cultivo del espíritu solidario, comunitario y colectivista; en la importancia de la acción y la praxis transformadora de la realidad social en contra de la especulación y la verdad contemplativa, y en un afán dialéctico que privilegia el debate y la discusión critica como método de enseñanza, tales como con las condiciones de la competencia comunicativa que propone Habermas (1989). La pedagogía se convierte entonces en un instrumento político – ideológico de autodefensa y liberación social e individual (la pedagogía popular de Paulo Freire).

Otras teorías pedagógicas se concentran en la regulación del método científico y en la normalización de la producción intelectual del ser humano moderno, pedagogía conductivista, una pedagogía fenomenológica, una pedagogía estructuralista y una pedagogía psicoanalítica. La primera de ellas alcanzó gran influencia en la práctica educativa de muchas escuelas no solo en países occidentales sino también eslavos y orientales. De tal manera que, la ideología más exitosa del siglo XX fue el positivismo que aun permanece no solo en la cabeza de los científicos sino en la de los empresarios, los políticos, los economistas, los planificadores, del futuro. Según la teoría positivista lo que permite el progreso del conocimiento es la experiencia observable, son los hechos positivos, son los experimentos replicables.

El ideal supremo del positivista es la objetividad máxima, es decir, hallar un lugar fundamental de observación universal, absoluto y ahistorico, que no se contamine de factores subjetivos ni contextuales que afecten la transparencia cognitiva de las ciencias. Por ello el método científico debe ser aséptico y suprimir al máximo las interferencias, deseos, intereses, interpretaciones y expectativas del investigador. Los conocimientos a medida que crecen, se organizan, se clasifican y se fundamentan en cada campo, dan lugar a que cada ciencia se construya como un sistema, como un edificio con bases y principios axiomáticos, de los cuales se deducen las posiciones teóricas y luego los enunciados observables, sobre los cuales pueden realizarse confirmaciones analíticas, lógico – sintácticas o empíricas, al menos de forma parcial, de acuerdo con las llamadas reglas de correspondencia generalmente estadísticas.

En el mundo contemporáneo los individuos requieren de mayor dotación cultural y de mayor formación humana, y esta es producto del trabajo, del estudio de las ciencias y del arte, de la interacción y la comunicación social cualificada por la honestidad, la competencia comunicativa y el espíritu de respeto, cooperación y solidaridad con los demás. Así entonces la verdadera enseñanza es aquella que asegura el aprendizaje, pero no el aprendizaje fijo, de datos y de informaciones puntuales, sino cambios de conceptos para orientarse y hacer camino, para diseñar procedimientos para solucionar problemas y para secuenciar los pasos clave para alcanzar nuevos conocimientos explícitos, complejos, producto de la reflexión.

En resumen la enseñanza que forma no es la que acumula conocimientos en la memoria del estudiante, sino la que propicia nuevos esquemas de acción lógica, critica o real, la que abre nuevas perspectivas sobre el mundo, o facilita la construcción o coordinación de nuevas estrategias y habilidades de pensamientos en algún campo de la vida, de la ciencia, de la cultura o del trabajo profesional. Los individuos y grupos sociales que aprenden la ciencia y la cultura de manera constructiva y creadora, se constituyen en la nueva vanguardia de la sociedad, en la onda avanzada a través de la cual la sociedad sondea, aprende, se adelanta y prepara un futuro cada vez mas complejo. Todo conocimiento constituye al mismo tiempo una traducción y una reconstrucción a partir de señales, signos, símbolos, en forma de representaciones, ideas, teorías, discursos. La organización de los conocimientos, que se realiza en función de principios y reglas implica operaciones de unión (conjunción, inclusión, implicación) y de separación (diferenciación, oposición, selección, exclusión). El proceso es circular, pasa de la separación a la unión, de las unión a la separación y, mas allá, del análisis a la síntesis, de la síntesis al análisis. Dicho de otro modo, el conocimiento implica al mismo tiempo separación y unión, análisis y síntesis. En efecto, la psicología cognitiva demuestra que el conocimiento progresa por la aptitud para integrar los conocimientos en su contexto y su conjunto total. Por consiguiente, el desarrollo de la aptitud para contextualizar y totalizar los saberes se convierte en un imperativo de la educación (Morín, 2000, 2001).

Se impone entonces, la modernización de las estructuras curriculares que soportan los diferentes programas académicos hoy existentes en la educación formal, estas estructuras están fuertemente ligadas a la discusión básica sobre la disciplinariedad y la interdisciplinariedad que comporta la cultura curricular actual. Tal modernización debe dirigirse hacia un modelo alternativo que desplace el actual carácter fragmentado, por un modelo complejizado como la realidad, donde se considere la integración como alternativa de unir lo que hasta ahora había venido siendo separado. Todo lo expuesto requiere de un proceso de de-construcción curricular (López Jiménez., 2001).

El de – contruccionismo, señala Derrida (1992), consiste en desestructurar o descomponer las estructuras en las que se basa una determinada arquitectura conceptual, de repensar los pilares sobre los que se levanta determinada teoría, concepto o análisis, es muy importante tener la suficiente flexibilidad y dominio de otras áreas de conocimiento para colocarse fuera de esa determinada tradición, que por lo general incorpora muchas cuestiones o elementos no pensables asumidos por herencia como validos e incuestionables. La de-construcción implica conocer como se construyo un determinado conocimiento, o sea, reconstruirlo de nuevo pero desde una posición de distancia critica.

Basada en estos planteamientos se propone realizar una investigación dirigida al análisis de las implicaciones de la nueva pedagogía en el campo curricular, dirigida a resolver las siguientes interrogantes:

¿Cuáles características esenciales diferencian los paradigmas educativos en relación a la teoría curricular?

¿Cómo deben ser los elementos del currículum desde la perspectiva del nuevo paradigma educativo?

¿Cómo funcionan en un contexto real esos elementos del currículum?

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